Ismael Serrano vuelve este verano a los escenarios con una serie de conciertos en acústico al aire libre.
Esta ha sido una primavera difícil. La vida se congeló un marzo que jamás olvidaremos y quedaron suspendidos en el aire el vuelo de las palomas, las promesas frente al mar, los planes, el trabajo, los conciertos y los viajes.
No sé si el confinamiento nos dejó alguna enseñanza. Quizá la certeza de que sólo saldremos de esta juntos. Por eso a las ocho de la tarde, en el aplauso diario, buscábamos la mirada del vecino, como un espejo en el que vernos a nosotros mismos: los mismos sueños, la misma necesidad de salir a la calle, de gritar a los cuatro vientos que todo esto pasará.
Los músicos hicimos lo que pudimos. Unos sacaron su guitarra al balcón. Otros abrimos las puertas de nuestras casas a través de los teléfonos y prendimos una hoguera imaginaria en torno a la cual guitarrear hasta que anocheciera. La vida se congelaba pero nos quedaba la música.
Espantando los miedos a golpe de verso nos enfrentábamos a la incertidumbre del día a día, al cruel telediario lleno de números fúnebres y de ruido.
Pero con todo y con eso no nos rendimos. Supimos levantar la mirada.
Ahora es tiempo de retomar las vidas, de regresar a los lugares en los que fuimos felices. Con la prudencia y las cautelas necesarias. Porque la realidad exige que nos cuidemos los unos a los otros.
Es el momento de cantar de nuevo juntos, para recordar que ese otro mundo mejor con el que soñamos es posible, para volver a enamorarnos si se da la ocasión, para volver a soplar en la herida que dejó aquella despedida.
La música sirve para sentirnos acompañados y esta nueva normalidad merece que se escuche tu voz, interpretando tu canción favorita, como en los viejos tiempos, para formular nuevos deseos mientras un cometa cruza la noche.
Todo temporal deja una enseñanza. Aún es pronto para decir cuál nos dejó esta primavera rota. Mientras tanto la vida se descongela. Poco a poco. Como si tuviéramos que aprender todo de nuevo: como caminar, como hablar, como respirar.
Regresamos. Todos.
Porque ahora es tiempo de regresar.
Vuelvo a viajar a tu encuentro. Volvemos a la carretera. Volvemos a los conciertos.
Te he echado de menos.
Día: 8 de agosto.
Hora: 22:00 h.
Lugar: Pista Municipal Mota del Cuervo (Cuenca)