Viña Rock 2018. Una edición de lo más reivindicativa. Una experiencia personal traducida a crónica

        La música tiene el poder de mover masas, abrir mentes y luchar por las injusticias. Y sin duda, esto es lo que más caracteriza a Viña Rock.  

   Era 27 de abril y a la 1 de la tarde Noelia y yo nos encontrábamos dirección a Villarrobledo para vivir el XXIII Viña Rock. Ya habíamos vivido la experiencia, pero esta vez nos había tocado algo nuevo: vivirlo como fotógrafa y redactora de prensa y contar la experiencia desde dentro para Música-Quintanar.

    Llegamos a las 3 de la tarde y entre cargar las cosas del coche, buscar un sitio y montar la tienda se nos hicieron las 6 de la tarde. Después, entre risas íbamos ayudando al resto de nuestras amigas mientras que poníamos en común que conciertos queríamos ver.

   A la noche decidimos ir a la rave y a la carpa de techno para así dar fin a lo que se llama la fase del “pre-viña”.

     Llegó el día siguiente y con él comenzaban los conciertos. Desde las 17:00 h. a las 5:50 h. no se dejó de escuchar música de los altavoces. Nuestro primer concierto fue el de Txarango, seguido de los de Boikot, Oferta Especial y Reincidentes. Una noche cañera y llena de reivindicaciones donde no faltaron saltos, gritos, pogos y aplausos. 

      El domingo amanecía nublado y con las temperaturas mucho más bajas que el primer día, pero las ganas de conciertos no iban a ser menos. Empezamos la tarde con Russkaja donde pudimos bailar y pisarnos los pies entre pogos. Sin apenas descansar, tocó Kaotiko, un concierto bestial que nos dejó completamente sedientas. Seguimos con Trashtucada y su buenrrollismo y después Desakato, donde las vallas en primera fila apenas podían soportarse de lo increíblemente lleno que estaba. Verlo en las primeras filas fue agobiantemente espectacular. Con un concierto tan movido, tuvimos que hacer un parón y reponer fuerzas con la cena, pues lo que venía después era el esperado grupo de La Pegatina, la cual nunca defrauda. Jamás se puede salir de un concierto de ellos sin una sonrisa en la cara y con las energías 100% recargadas. Con la noche ya encima, decidimos volver al camping aunque no pudimos resistirnos a ver el penúltimo y uno de los más esperados conciertos: Mafalda. Como siempre, comenzaron el concierto con una intervención en la que pedían que no hubiera faltas de respeto machistas, lgtbifóbicas y racistas. Además, volvieron a calar con su mensaje feminista y dieron un conciertazo que será difícil de olvidar.

   Terminado el día de conciertos, nos fuimos a dormir, pues aún quedaba un último día repleto de actuaciones. 

      El domingo ya estábamos con la morriña, pues era el último día y aunque las fuerzas no eran las mismas que al principio, no queríamos que acabase. A las 7 tuvimos la rueda de prensa donde intervinieron la concejala de cultura de Villarrobledo, Trinidad Moyano, los representantes de Reacción Rock, Juan Carlos Gutiérrez y David Sánchez – Asociación de Promotores Musicales y el alcalde de Villarrobledo Alberto González. Todas las intervenciones destacaban que el Viña Rock es uno de los grandes festivales de este país, donde la pluralidad juega una baza importante. Destacaron el esfuerzo que se había hecho por el ayuntamiento y la promotora para hacer hueco a las bandas noveles. Con 123 bandas y 7 escenarios, por el festival pasaron más de doscientas mil personas. De estos 7 escenarios, uno de ellos tuvo un nombre especial, pues fue dedicado a Argimiro Martínez, el cual inició el primer Viña Rock.

    Desde Música Quintanar no quisimos desaprovechar la ocasión de preguntar sobre qué opinaban acerca de la baja cantidad de grupos de mujeres en el festival y si tenían pensado algo para solventarlo, a lo que respondieron que realizaban autocrítica por la presencia femenina pero que a la hora de priorizar grupos se daba preferencia a grupos con representación de mujeres. Resaltaron que sobre todo dan importancia a las peticiones de los y las viñarrockeras, por lo que aprovechamos y hacemos un llamamiento para pedir que vengan grupos de mujeres rockeras, que también son geniales. 

         Tras la rueda de prensa, fuimos directas a Green Valley, el cual no solo trasmitió buenas vibraciones, sino que emocionó con muchos de sus temas más sentimentales. A la hora siguiente y en el escenario Sensi Seeds cantaban Ayax y Prok, pero fue imposible entrar. La cantidad de gente hizo que tuviéramos que ver el concierto en la periferia, pero podemos decir que no faltaron ni flow ni fuerza. Antes de que acabara partimos hacia el escenario Poliakov, pues tocaba el concierto que más esperábamos, ya que el año pasado no habían venido. Sí, estoy hablando de La Raíz y he de decir que fue INCREÍBLE, así, en mayúsculas. La zona estaba completamente abarrotada y todas cantábamos como si no hubiera mañana. El mensaje que nos quedamos es el de ‘nos volveremos a ver’, pues no podemos pensar que no volveremos a verlos sobre los escenarios.

        Aquí acabó nuestro día y nuestro festival, que como podéis ver, nos dejó la batería completamente a cero. Volvimos al camping y con la alegría de haber disfrutado del XXIII Viña Rock dormimos profundamente hasta la mañana siguiente, en la que tuvimos que recoger todo y despedirnos con un gran abrazo que incluía un ‘hasta el año que viene’. 

      Este año Viña Rock ha superado expectativas, ha estado lleno de conciertazos y reivindicaciones. No puedo olvidarme de nombrar como cada grupo al que íbamos a ver nombraba el repugnante caso de ‘La Manada’ mientras gritaba bien alto ‘YO SÍ TE CREO’. Como veis, la música tiene el poder de mover masas, abrir mentes y luchar por las injusticias. Y sin duda, esto es lo que más caracteriza a Viña Rock.

Texto: Ana Villaseñor Horcajada

Fotos: MQ

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